martes, 21 de octubre de 2008

Beso noventaiuno

Asilo.

Ayer la conociste, justo después de la clase de yoga, portando su elegancia atemporal, rodeada de familiares a los que ya no volverá a ver.

Sacudió hasta la última fibra de tu oxidado entusiasmo.

Sacaste esa camisa blanca que trajiste al asilo ("¿pero para qué la vas a querer papá? ¿por qué no te llevas algo más cómodo?"), miraste en el espejo tus paisajes de plata y sonreiste.

Bajaste por las escaleras haciendo malabares con el destino, intentando arrebatar a la incertidumbre un encuentro furtivo.

Ahora la miras, es tan lejana, y a la vez es la mujer en todas las mujeres que amaste.

-"Hola".

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