Campanita.
Campanita acribilla la noche con su guitarra al hombro. Su rizado cabello es tan largo como su memoria.
Recoge de cada lugar donde canta fragmentos de historias de besos furtivos, de manos nómadas, de complicidades infinitas bajo la oscura manta de las tabernas.
Un día su corazón le dictó una canción sobre una trovadora peregrina y un hombre con ojos de estrella que entraba a su vida por la puerta de un bar y nunca salía de ella.
Animada, esa noche antes de despedirse entonó su íntima canción. Al terminar la última estrofa volteó a la puerta del bar, afuera se sentía la gélida caricia de la madrugada.
Sonrió.
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