miércoles, 11 de junio de 2008

Beso setentaitrés

Carrera.

Conocía cada curva antes de entrar en ella,
algunas eran una espiral inifinita que disolvían el paisaje en manchas danzantes.

Otras , celosas arrastraban las ruedas hacia su vórtice.

Aquella última curva estaba empapada de una siniestra frialdad.

Al verla vio a la muerte.

Cerró los ojos . . . sólo pensó en sus labios.

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