martes, 13 de mayo de 2008

Beso setenta

Bíblico.

Impedidos los habitantes de Babel para entablar la mínima comunicación en cualquier lengua decidieron inventar un idioma absolutamente universal, fácilmente comprensible y que pudiera expresar todas las ideas del mundo sin decir una sola palabra.

Y así en Babel nació el beso.

Beso sesentainueve

Peregrinos mis labios en el bosque de la vida.
Peregrinos los tuyos encuentran el faro que guía hasta mi ansia.
Tierra del sur , saboreo tus mieles secretas.
Pistilos incendiados por tu tacto.

Juego circular sobre el torrente de minutos.

Beso 68

A los que entregaron su vida para eliminar el terror de la nuestra.

Era demasiado joven como para escoger lo último que quería pensar antes de morir.

Llegó la noche del sacrificio, la gélida caricia de la muerte sumergía el cielo de Tlatelolco.

Mudos y oscuros los enormes edificios parecían dioses hambrientos de una ofrenda sanguínea.

Con las manos en la cabeza y la cara recargada sobre una pared decidió regalar su último minuto al recuerdo de sus labios.

Ella lloraría , seguro que lloraría, pero moriría algún año remoto, rodeada de nietos y recuerdos.

Alzó los ojos, la noche parecía menos siniestra.

La bayoneta en su costado se sintió fría fría...

Beso sesentaisiete

A veces me falta vida para besarte.

A veces quisiera inventarte otra existencia y meterme en ella como un ladrón.

A veces busco olvidar la crueldad del tiempo y el hambre de mi piel.

A veces.

lunes, 5 de mayo de 2008

Beso sesentaiséis

Beso vampírico (segunda parte)

"Un vampiro , es lo que eres" -le habló el iniciador en su mente- "¿cuánto tiempo puedes renegar de tu naturaleza? ¿cuánto tiempo le pedirás que niegue la suya?. ¿crees que podrás entrar todas las noches por su ventana y vencer la suave tentación de su yugular?.

Luque miró por la ventana, la noche comenzaba a recoger sus téntaculos de la soledad de los callejones, pronto amanecería.

Tomó su mano y besó su frente; dormía profundamente.

Los primeros rayos de sol evaporaron cada centímetro del cuerpo de Luque.

Un tacto metálico la hizo despertar, tenía en su mano un colgante de plata: era una luna.

Epílogo.

Entre el mar de doctores y enfermeras apresuradas se abrió paso un joven con el que soñaba en las madrugadas años atrás. Tomó el colgante de su pecho, le sonrió.

Vio toda su vida en el reflejo de sus ojos. Se tomaron la mano y caminaron hasta la ventana, se volvieron uno con un beso.