jueves, 31 de enero de 2008

Beso cuarentaidós

Suposición.

Supongamos que un día me meto en tu vida sin aviso previo y te dejo un beso con sabor a tatuaje.

supongamos . . .

martes, 29 de enero de 2008

Beso cuarentaiuno

Saboreo el pecado en sus labios de terciopelo ; Sonreían con complicidad.

Nunca más besó a otra mujer.

Beso cuarenta

Receta.

  • Una pizca de canela de tacto de piel morena.
  • Un chorrito de ginebra.
  • Dos cucharadas de un beso de vainilla.

Un recuerdo sin tiempo.

miércoles, 16 de enero de 2008

Beso treintainueve

Refrán.

Nadie sabe el beso que tiene.

Hasta que lo ve sobre otros labios.

Beso treintaiocho

Paradoja.

Todos los besos dicen la verdad.

Menos éste.

lunes, 14 de enero de 2008

Beso treintaisiete

Telegramas.

16:55 hrs "Suicídase joven hombre por penas de amor".

16:58 hrs "Yo tambien extraño tus besos. Perdón por no escribirte antes".

Beso treintaiséis

El beso perfecto (conclusión)

El olor a muerte invadía cada rincón de la habitación del hombre. Arturo se quedó parado en la puerta en silencio.

Los aparatos que mantenían con vida al anciano traslapaban sus sonidos hasta componer una tétrica melodía.

- "Recuerdo algo que dije en una entrevista hace muchos años. Dije que algún día podría abrir la palma de mi mano y ver al mundo", se quedó sin aliento pero prosguió : "Fui un tonto - señaló una fotografía que mostraba a un hombre abrazando a un niño sentado en sus piernas- , ahí tenía al mundo entre mis brazos, hoy sé que no tenía nada más que buscar... hijo... lo único que quiero llevarme de la tierra es un beso de perdón".

Arturo recordó la biografía de su cliente. En su lecho de muerte lo confundía con el hijo del que se había distanciado por problemas de negocio. No tuvo el valor de desmentirlo; se acerco a él, retiro el pelo cano de su frente y le dio un beso.

La vida del hombre terminó en un lánguido "gracias".

...

Arturo no dejaba de mirar la foto que la anciana le había entregado. Se plantó delante de la puerta del edificio donde vivía Mirna esperando contarle la surrealista sucesión de hechos.

Cuando estaba a punto de tocar el timbre se arrepintió; se había cansado de no obtener respuesta, dio la media vuelta y se dispuso a marcharse.

Entonces escuchó un cerrojo abrirse, seguido de una gloriosa voz que lo llamaba.

Mirna lo esperaba en el portal; intercambiaron sonrisas ; vencieron al tiempo.